
Otro triunfo que se le escurre de las manos
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El Eibar encarriló el partido con el madrugador gol de Guruzeta, pero no supo clavarle la puntilla a un Tenerife que logró empatar en la recta final tras dos goles anuladosAl igual que el Doctor Jekyll y Mr. Hyde, el Eibar también tiene una doble cara que le boicotea y le impide resolver con éxito ... una papeleta que encarriló casi a las primeras de cambio. Pese a que el gol que Jon Guruzeta anotó antes de que se cumpliera el primer cuarto de hora parecía servir para acabar con la vida de un Tenerife moribundo, los azulgranas no fueron capaces de clavarle la puntilla a un rival que se revolvió y, airado tras ver cómo se le anulaban dos goles, le arrebató el triunfo con un empate final que a ellos no les vale para salvarse, pero que evitó que Beñat San José pudiera disfrutar de una victoria tras cuatro empates consecutivos.
Fallaron precisamente en un punto que el propio donostiarra destacó horas antes de poner rumbo a la isla, la gestión de la tensión que flotaría sobre el estadio tinerfeño. Y eso que tenían la experiencia de haber lidiado en las dos jornadas precedentes con el Zaragoza y el Málaga, acuciados por su necesidad de escapar de la guillotina.
Esta vez los armeros debían hacer frente a la absoluta desesperación de un rival apresado en el corredor de la muerte. Y como no hay mejor defensa que un buen ataque, en lugar de esperar a que el Tenerife se desfogara con una presumible salida a la desesperada, los azulgranas prefirieron avisar a los chicharreros de que no iban a tener ninguna misericordia con ellos.
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El preparador donostiarra solo había incluido dos novedades respecto a su último once, dando entrada a Sergio y Guruzeta en lugar de Iván Gil y Antonio Puertas, y dio de lleno en el clavo, puesto que fue el joven donostiarra el que se encargó de clavar una estocada que se antojaba letal para los locales cuando ni siquiera se había cumplido el primer cuarto de hora de juego.
La acción no estuvo exenta de polémica, porque llegó en medio de las protestas de los tinerfeños por un posible penalti de Cristian, que derribó a Bodiger al intentar despejar un saque de esquina que Cubero había concedido después de que un centro del propio atacante francés se paseara por la portería de Jonmi.
Aprovechando el caos que se generó entre los locales, el meta zornotzarra envió rápido el balón a Corpas, que con una precisión milimétrica envió un centro que Bautista remató prácticamente sin ángulo según le cayó a su diestra. Pero aunque el meta chicharrero evitó un gol que probablemente se habría llevado el premio al más espectacular de la jornada, Matheus entregó de cabeza el rechace a un Guruzeta que aprovechó el obsequio para abrir el marcador marcando su segundo gol como armero tras el que anotó en el estadio del Eldense a mediados de enero.
Pero el Tenerife se resistió a morir y, aún con la daga clavada en su espalda se levantó y, tirando del pundonor que le quedaba mientras se desangraba, se volcó en una portería armera que Diarra no consiguió encontrar, pese a que Arbilla le había otorgado la opción de marcar a placer tras regalarle un mal despeje.
Tampoco Bodiger acertó en su siguiente tentativa, en la que reclamó una mano de Cubero que el árbitro no apreció. Lo que sí vio con claridad el colegiado fue el fuera de juego previo de Diarra al gol que anuló a Luismi antes incluso de que el extremo golpeara el balón.
Y no sería el único, puesto que al poco de comenzar la segunda mitad, el trencilla andaluz volvió a enervar a la desesperada parroquia tinerfeña al invalidar el tanto que Maikel Mesa anotó tras una carga sobre Sergio Álvarez antes de agujerear la portería armera con su remate de cabeza.
Antonio Puertas pudo haber puesto fin al sufrimiento que estaban padeciendo, pero el almeriense, que había sustituido tras el descanso al amonestado Nolaskoain, estrelló el pase de Guruzeta en el cuerpo de Badía y mantuvo con vida a un Tenerife que murió matando.
Porque después de mucho insistir, tras dos goles anulados y un cabezazo desviado de Enric Gallego con toda la portería abierta para él, el delantero blanquiazul acabó marcando un gol que solo le sirvió para evitar la victoria de un Eibar que solo espabiló cuando vio que se le volvía a escurrir de las manos un botín que le habría permitido rebasar la ansiada barrera de los 50 puntos.
Su reacción demostró que es capaz de hacer daño casi sin proponérselo, pero el tanto que Corpas anotó antes del fin del tiempo reglamentario que fue correctamente anulado por fuera de juego del jienense.
Tras dejar escapar otra ocasión para certificar la permanencia, los tendrá que intentar conseguir el próximo sábado (18,30 h.) ante la visita de un Mirandés que sueña despierto con el ascenso a Primera.
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